jueves, 27 de enero de 2011

La memoria


Hoy 27 de enero hace 66 años, los soviéticos liberaban el mayor campo de exterminio nazi, Auschwitz. Apenas unas reseñas en los periódicos nacionales señalan que hoy es el día elegido por la ONU desde 2005 para celebrar el día internacional de la memoria. Un día cuyo fin es recordar y tener presente aquel holocausto tan terrible.  Las personas que nacimos a partir de la segunda mitad del siglo XX tenemos tendencia a ignorar, y a pensar que pertenece a un pasado lejano y superado, cuando mirando la perspectiva temporal de la historia resulta que fue ayer, apenas  60 años. Precisamente esta semana finalicé un libro de Jorge  Semprún titulado El largo viaje, un libro desgarrador donde narra los últimos años de la Guerra Mundial de un partisano preso de las SS, concretamente de Él. Semprún, nieto del conservador Maura, presidente del gobierno durante el reinado de Alfonso XIII, combatió con la Resistencia francesa como muchos otros españoles refugiados en Francia que huyeron de la Guerra Civil. Es terrible como va describiendo la muerte atroz y las vejaciones que sufrieron sus compañeros por parte de los nazis, y como aun en el ultimo halo de vida nunca perdieron la esperanza de llegar  hasta el día en el que las fuerzas aliadas los liberaran. Pues bien, a veces olvidamos que la democracia es la gran conquista del mundo Occidental. Pensamos que la democracia nació a la par que el homo sapiens, y no recordamos que es resultado de la conquista del hombre,  el proceso que culmina dejando en el camino muchas batallas, muchas muertes, muchas tiranías. La democracia es la gran aportación al mundo que hacemos los occidentales al mundo. Es difícil comprender porque otros países prefieren regímenes teocráticos. Los americanos nunca han comprendido porque los iraquíes no les estaban agradecidos por derrocar a un dictador como Sadam e instaurar una democracia, al igual que Napoleón nunca entendió porque los españoles no estuviéramos contentos de  que  nos quitara de encima a los Borbones y a la Iglesia los grandes opresores de España, y nos dotara de una estructura europea y avanzada. Es a través de libros como el de Semprún y otros más como recordaremos a las personas que lucharon para que nosotros ahora disfrutemos de estos privilegios. Por cierto, recomendar La fiesta del chivo de Vargas Llosa a las personas que han vivido durante una dictadura, aunque aquí habla del dictador dominicano Trujillo, seguro que vemos representado a cualquier dictador llamase Franco, Pinochet, Videla…

sábado, 22 de enero de 2011

Dimitri Mitropoulos


Acabada las saga de los grandes directores húngaros del siglo XX, empezamos una miniserie de grandes directores homosexuales. El primero el gran Dimitri Mitropoulos, el único capaz de acomplejar al mismísimo Herbert von Karajan. Cuentan que Karajan solía esconderse entre las butacas para ver ensayar a Mitropoulos. Este griego formado en Atenas, Bruselas y Berlin con el famosisimo Ferruccio Busoni, debuto con la Filarmonica de Berlin como poquitos se atreverían a hacer, tocando y dirigiendo el Concierto nº 3 de Prokofiev para piano y orquesta. Pero pronto tuvo que emigrar a EEUU para poder desarrollar una carrera acorde a su categoria,  ya que según se cuenta en Europa algunos se dedicaban a ponerle trabas por su confesa homosexualidad. En USA a parte de ser titular muchos años en Minneapolis, pronto comenzara una relación especial con la New York Philharmonic con la que difundiría ampliamente la obra de Mahler y también de muchos compositores contemporáneos. También en esa misma ciudad dirigiría asiduamente en el Metropolitan. Circulan multitud de anécdotas de su prodigiosa memoria como cuando recibió una obra de Barber el día antes del estreno y sin la guia del director, esa misma noche esparció en su habitación las particellas de todos los instrumentos de la orquesta y se la estudio, dirigiendo de memoria al día siguiente en el concierto. Cuentan que nunca usaba partitura, ni siquiera en los ensayos. De sus grabaciones recomendable la primera de Mahler no New York, aunque la calidad de sonido deja mucho que desear, Lo Forza del Destino con un reparto de lujo (Di Stefano,Tebaldi...), el Don Giovanni del Festival de Salzaburgo, posiblemente junto a la de Furtwangler, una de las mejores grabaciones de la historia de este Festival, y la Fantastica de Berlioz de a edicion de EMI Grreat Conductors of s. XX. Por cierto murió durante un ensayo en Milán de la 3º de Mahler.

sábado, 15 de enero de 2011

Haruki Murakami




El fin de semana pasado acabé de leer un Ensayo de Luis Racionero tan plúmbeo como insípido, titulado Occidente y Oriente, que había comenzado justo antes de Navidad. Mala señal cuando una obra no resiste el paso del tiempo, y este ensayo escrito en los noventa estaba ya totalmente desfasado. Cuando terminé estaba tan agobiado de esta lectura que decidí descansar de ensayos y apostar un poco por literatura pop para leer por pura diversión. Pues bien, hacía tiempo que había puesto en mayúsculas en mi lista a Haruki Murakami, precisamente para algunos el rey de la literatura pop. Acerté. Qué gran descubrimiento, como he disfrutado y como me he enganchado. Llevo esta semana un libro por día de Murakami. Que personajes tan solitarios, tan faltos de amor, como Shimamoto (Al sur de la frontera…) como Sumire (Sputnik, mi amor), que misterio con los carneros (la caza de los carneros salvajes). Me ha sorprendido la gran presencia que tiene la música en su obra, es un gran conocedor de la música clásica pero sobre todo un gran amante del Jazz. Increíble su forma de conectar con los lectores a través de las películas que cita, de la ropa sport que visten sus personajes, de las canciones pop que marcan cada época de la vida de los personajes al igual que marcan nuestras vidas. Murakami también, por desgracia mía porque los odio, es un fetiche de los gatos y están presentes en todas sus novelas. En fin, autor muy recomendable, editado por Tusquets, que para el que busque simplemente leer para disfrutar no le defraudará.

viernes, 7 de enero de 2011

La anunciación.



Otra de mis obras preferidas, La anunciación de Fra Angélico, una de las obras cumbre del quattrocento italiano, que tenemos la suerte de poderla visitar aquí en España, en el Prado. De hecho, que este en el Prado es una de las pocas cosas positivas del Rey consorte Francisco de Asís (si, ya saben, más conocido en la época como Paquita) a petición de Federico de Madrazo (antepasado de un profesor de dibujo mío), ya que  autorizo a trasladar la obra desde el madrileño convento de las Descalzas Reales al cual había llegado como obsequio del Duque de Lerma. Y allí en el Prado esta obra que brilla con luz propia, a pesar de su aparente sencillez, es clave para entender la transición del Gótico al Renacimiento. Para los que no somos grandes expertos en Pintura, lo primero que nos llama la atención al observar un cuadro es el color, por encima del objeto y su forma. Y una de las cosas que más me ha maravillado del Gótico es el contraste del Azul celeste y el uso del pan de oro. Aquí Fra Angelico haciendo predominar los colores pastel, esos colores de la gama fría, resalta a su vez el Azul Celeste, el color de la Virgen. Esas figuras rubias, blancas y estilizadas, esas bóvedas del pórtico azul celeste con sus estrellas perfectamente dispuestas en contraste con el desorden del Jardín prohibido.  La luz y los detalles son otros rasgos propios de esa transición del Gótico al Renacimiento. El Sol esplendoroso que alumbra el rostro de María con la llegada de la paloma que simboliza el espíritu santo. Ese Sol nos incita a pensar que es un día maravilloso, un día lleno de paz, de tranquilidad, un día bello. Esos detalles como los arcos de medio punto, el medallón con la figura del Creador, la golondrina en el tirante del arco derecho… Todo ello con una forma muy austera, con el ángel Gabriel como figura principal, quizá con la intención de otorgarle más humildad a la figura de la Virgen, con Adán y Eva expulsados del Paraíso en el margen izquierdo creando planos de profundidad a través de la perspectiva lineal.